Además de su uso gastronómico y como conservante, la miel cuenta con una importante y larga tradición medicinal. Conoce aquí qué dice la ciencia sobre sus propiedades, y cómo puedes aprovecharla.
La miel es un fluido dulce y viscoso que producen las abejas Apis Mellifera, a partir del néctar de las flores o de secreciones de las plantas u otros insectos. Las abejas recogen este producto, lo combinan con sustancias propias, y almacenan en sus panales.
A grandes rasgos, se puede separar la miel en dos grupos:
- Natural: no se calentó por encima de los 60 °C o 140 °F, ni sometió a ningún tipo de procesamiento. Es un producto que se recolecta y envasa directamente de las colmenas.
- Industrial: se calienta por encima de los 60 °C o 140 °F, y pasteuriza. Con ello se buscar evitar la cristalización, aunque también se reducen drásticamente su calidad, enzimas, antioxidantes y propiedades.
Existen más de 300 variedades de miel, que se distinguen por el tipo y cantidad de flores utilizadas para la producción, porcentaje de líquido, o tipo de colmena en el que se almacenó, entre otros factores.
La miel es rica en vitaminas A, B, C, y K, ácido pantoténico y fenólico, flavonoides, carotenoides, y minerales, como calcio, fósforo, hierro, magnesio y zinc. Gracias a esta composición nutritiva, su consumo suele asociarse a distintos beneficios para la salud:
Cuida la piel y el cabello
Durante siglos la miel fue sinónimo de una piel suave, elástica y brillante, gracias a sus propiedades regeneradoras y antioxidantes. Además, sus efectos antimicrobianos ayudan a tratar enfermedades cutáneas causadas por inflamación o infección, como el acné. Puedes mezclarla con leche para preparar mascarillas faciales.
La miel es una opción muy útil contra las quemaduras y heridas. Según informaron distintos estudios, colocarla sobre la zona afecta ayuda a combatir el mal olor, priva a los microorganismo dañinos de la humedad que necesitan para desarrollarse, estimula la recuperación de tejido cutáneo, y acelera la cicatrización.
También parece mejorar notablemente la dermatitis seborreica y la pérdida de cabello, ya que fortalece los folículos pilosos. Por este motivo, es común encontrarla como ingrediente de cosméticos, humectantes, champús y acondicionadores.
Ayuda a perder peso
Muchas veces se vincula el consumo de miel con la pérdida de peso. Esto se debe a que es un alimento con un índice glucémico bajo, un medida para conocer la rapidez con que un alimento puede elevar el nivel de azúcar en sangre.
La miel también mejora el metabolismo de los lípidos, disminuyendo el riesgo de síndrome metabólico, un conjunto de trastornos que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad.
La miel aporta una gran cantidad de azúcares, en su mayoría glucosa y fructosa. Esto son monosacáridos que se absorben con rapidez en la mucosa intestinal y proporcionan energía rápidamente, por lo que resulta de mucha ayuda para realizar actividad física o ejercicios.
Calma la tos
Existe evidencia científica que respalda la capacidad de la miel para aliviar la tos, especialmente en niños.
En los estudios, se administró hasta 2 cucharaditas de miel (10 ml) a niños con infecciones de las vías respiratorias superiores. Según los investigadores, los efectos fueron similares a los del dextrometorfano, un ingrediente común para aliviar la tos.
Además, la miel es un expectorante natural, ayuda a eliminar las flemas, y gracias a sus propiedades antisépticas es útil para controlar infecciones en la garganta.
Para aprovechar estos beneficios se aconseja comer una cucharadita de miel, beber té de miel o hacer gárgaras con una infusión tibia de hojas de frambuesa y dos cucharadas de miel en media taza de agua.
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La miel parece ayudar a tratar la placa gingival y la gingivitis, es decir, la inflamación y sangrado de las encías debido a la placa. Esto sería posible gracias a su poder cicatrizante y bactericida.
Puedes obtener este beneficio agregando una o dos cucharaditas de miel a tus infusiones. Otro remedio casero muy popular es aplicar un poco de miel en los labios secos o agrietados, y dejar actuar durante unos minutos para que se ablanden.
Otros propiedades
Los siguientes beneficios se vinculan al consumo de miel desde hace años, pero aún son necesarias más investigaciones para comprender los mecanismos detrás de esta relación:
- Alivio de las picaduras.
- Control de las enfermedades reumáticas.
- Control de los niveles de presión arterial.
- Fortalecimiento de sistema inmunitario.
- Regulación del ritmo cardíaco.
Precauciones
No toda la miel se fabrica de la misma forma, por lo que la calidad, así como sus propiedades, pueden variar según el tipo de flores que se utilicen, la mezcla (monofloral o polifloral), el almacenamiento, el contenido de agua, y la filtración a la que se recurra.
Generalmente, la miel se considera un edulcorante natural seguro para la mayoría de los adultos, aunque no se recomienda suministrarla con fines medicinales o gastronómicos a menores de un año.
Esto se debe a que existe riesgo de que contraigan una afección gastrointestinal rara pero grave llamada botulismo infantil.
Al mezclarse la miel con los jugos digestivos no ácidos de los menores, se crea un ambiente ideal para el crecimiento Clostridium botulinum, cuyas esporas producen una toxina peligrosa.
También existen casos de personas alérgicas al polen de abeja que pueden presentar reacciones graves tras consumir miel, como debilidad, vómitos, mareos, sudoración excesiva o problemas para respirar.
Actualmente, no existe evidencia que demuestre las posibles interacciones de la miel con otros medicamentos.
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.
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