Hay personas que no pueden desconectarse de sus actividades y dejan que éstas invadan su vida personal. Contestan correos fuera de hora, se quedan hasta tarde en el trabajo, o lo llevan a su casa, y de a poco van perdiendo el espacio privado o familiar.
Cuando esto se convierte en una norma, es hora de volver a evaluar el equilibrio entre la vida laboral y personal, y hacer algunos cambios saludables para evitar el agotamiento.
La obsesión por el trabajo también se refleja en las vacaciones. Aunque los estadounidenses tienen menos días de vacaciones que las personas en cualquier otro país, han estado tomando cada vez menos días de descanso en los últimos 15 años: el 55% no utilizó todos sus días de vacaciones en 2015, y el 41% de quienes las toman, siguen conectados con el trabajo, mientras que el 84% de los ejecutivos cancelaron las vacaciones para poder trabajar, según la Universidad de California en Berkeley (UCB).
¿Cómo sabes cuándo es el momento de examinar el equilibrio entre tu trabajo en tu vida? Aquí están los signos reveladores de que hay un peligro, según los especialistas de Cleveland Clinic.
1. Dejas de cuidar tu cuerpo
Te estás quedando despierto demasiado tarde o tienes problemas para dormir bien. Estás sentado todo el día y no haces ejercicio. Obtienes la mayor parte de tu comida en una máquina expendedora, o no estás comiendo en absoluto. Tienes un dolor persistente o un problema de salud, pero no sientes que tienes tiempo de ir al médico.
2. Tu salud mental va cuesta abajo
Has comenzado a notar signos de ansiedad o depresión . ¿Te sientes enojado o irritable? Puedes experimentar temor, inquietud, desesperanza, ataques de pánico, cambios de humor e incluso pensamientos suicidas.
3. Ya no te importa la calidad
Tu trabajo ya no es significativo. No te sientes conectado con tus colegas o clientes: sólo estás siguiendo la corriente.
4. Te sientes incompetente
No importa lo que hagas, parece que nunca es suficiente. Siempre estás atrasado y la calidad de tu trabajo se deteriora. Te preocupas constantemente por tu desempeño laboral. Temes (pero tal vez también fantasees secretamente) con ser despedido.
5. No hay límites claros entre el trabajo y el hogar
Estás trabajando en jornadas cada vez más largas. No puedes tomarte un tiempo libre sin recibir llamadas, mensajes de texto y correos electrónicos del trabajo. Sientes que tienes que estar disponible todo el día.
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6. Estás solo
Aunque puedes tener personas todo el tiempo y estás conectado electrónicamente, ya no tienes el tiempo o energía para encontrarte con familiares o amigos. Tus relaciones afectivas comienzan a sufrir descuido.
¿Cómo lograr el balance?
Si algo de esto te sonó familiar, no te desesperes. La psicóloga Amy Sullivan, de Cleveland Clinic, ofrece los siguientes consejos para tomar el control y recuperar el equilibrio.
1. Desconéctate cuando estés en casa. "No necesitamos estar disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana". Revisar y responder todo el tiempo los mensajes de texto y correos electrónicos aumenta los niveles de estrés, hace que sea difícil conectarse con los miembros de la familia y afecta negativamente tu sueño.
2. Sé más eficiente en el trabajo. Concéntrate en una tarea a la vez y sigue trabajando en ella hasta que esté completa. No intentes hacer varias cosas a la vez. Cierra tu correo electrónico y apaga tu teléfono cuando sea posible para minimizar las distracciones. "Si somos eficientes, terminaremos nuestro trabajo y luego podremos ir a casa y pasar tiempo con nuestra familia", dice Sullivan.
3. Prioriza el autocuidado. Reserva tiempo para hacer ejercicio. Elige y planifica comidas nutritivas y tiempo de calidad con amigos y familiares. Haz que esas cosas no sean negociables en tu horario laboral.
4. Obtén ayuda profesional. Si el estrés realmente está afectando tu salud mental, no dudes en hablar con un terapeuta.
Aunque el trabajo duro es muy apreciado en nuestra cultura, no tienes que dejar que tu trabajo se apodere de tu vida. Está bien, y es necesario, cuidarte primero.
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