Es tu cita anual con tu médico de cabecera. El momento en el que tienes más tiempo para hablar de tus condiciones de salud, de tus preocupaciones, incluso de tus problemas, el estrés, los niños, el trabajo... la vida.
Durante el chequeo anual, o examen físico anual, tu médico te hará muchas preguntas acerca de tu historia médica, la de tu familia e incluso acerca de tu vida sexual. Hablarán sobre los medicamentos que tomas (o los que necesitas tomar), controlará tus signos vitales y te hará recomendaciones.
La siguiente es una lista de las pruebas que tu médico te hará, y de otras que tú deberías pedirle.
Presión arterial. Es la presión que la sangre ejerce en el sistema circulatorio. Menos de 120 sobre menos de 80 es un rango normal. Más de 130 por sobre más de 80 se considera alta. Si esto último es tu caso, tu médico te explicará sobre la hipertensión y cómo combatirla.
Ritmo cardíaco. El rango de valores que se considera normal es entre 60 y 100 latidos por minuto. Si tu ritmo cardíaco está acelerado, por encima de estos número, es posible que tu médico ordene un electrocardiograma.
Ritmo respiratorio. Entre 12 y 16 respiraciones por minuto es un ritmo normal para un adulto. Más de 20 pueden revelar algún problema cardíaco o pulmonar.
Temperatura. El promedio normal es 98.6 grados Fahrenheit (37 Celsius). Si es superior a 100 grados Fahrenheit puede ser señal que el organismo está luchando contra una infección.
Durante el chequeo anual, el médico también examinará:
Tu abdomen. Presionándolo y utilizando el estetoscopio para detectar el tamaño del hígado y la presencia de fluidos.
Tu sistema neurológico. Viendo los reflejos (con ese pequeño martillo con el que golpean suavemente en los tobillos).
Tu pulso. No sólo en la muñeca sino también en las piernas y brazos. Seguramente aproveche ese momento para observar si hay alguna malformación en las coyunturas.
Tu piel. Para ver si tienes algún lunar o mancha sospechosa.
Tus pulmones y corazón. Tu médico te auscultará el corazón en busca de sonidos "sospechosos", y te pedirá que respires profundo y digas "ahhh", para escuchar tus pulmones.
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Tu cuello. Te lo palpará para confirmar que no hay ningún bulto en la zona de influencia de la glándula tiroides.
En esta cita, también te tomará una muestra de sangre y te pedirá una de orina, y ordenará un conteo completo de sangre para detectar cambios en los niveles de colesterol malo y bueno, lípidos y azúcar, entre otros.
Por la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), popularmente conocida como Obamacare, el chequeo anual es parte de un beneficio de salud que tienen todos los consumidores, y la aseguradora debe hacerse cargo del 100% del costo.
Ahora bien, si no tienes seguro, el costo de este examen puede elevarse hasta $300 o más.
Además de las pruebas que los médicos seguro pedirán, hay otras que tal vez tú debas pedirle o recordarle. Aunque los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda que la prueba de VIH forma parte de la atención médica de rutina entre los 13 y los 64 años, pocos médicos toman la iniciativa de sugerirla.
Si quieres hacerte la prueba de VIH, tal vez deberás pedirla, pero no asumas que forma parte del análisis de sangre.
Lo mismo puede ocurrir con la vitamina D. Si has tenido deficiencia de este nutriente o estás interesado en saber tu nivel de esta vitamina, tal vez debas pedir la prueba.
Pero cuidado, porque algunas aseguradoras no la consideran como parte del chequeo, y tal vez quieran cobrarla aparte. La sugerencia es primero averiguar con tu médico si tu seguro la cubre.
Hay una tendencia hoy en día a incorporar más las pruebas que pueden detectar depresión en estos chequeos de rutina. Para los latinos esto muchas veces es un desafío porque se tiende a ocultar un estado depresivo, o a confundirlo con "tristeza".
No dudes en contarle al médico si tienes momentos en los que esa supuesta "tristeza" no puede controlarse, o no logras superarla. O incluso si la idea del suicidio a pasado por un segundo por tu mente.
El médico de atención primaria es el que conoce tu historial de salud, y el que seguramente podrá guiarte para que tengas los mejores tratamientos.
Fuentes: Office of Women Health, Healthcare.gov, National Institute of Mental Health
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