La escoliosis es la deformidad espinal más común en niños en edad escolar y se estima que afecta al 3% de la población mundial, es decir, millones de jóvenes la padecen. Sobre sus causas, tratamientos y formas de prevenirla existen creencias que no son del todo ciertas y que aclaramos a continuación.
Se trata de una desviación anormal de la espina dorsal hacia los lados. La columna vertebral de toda persona se curva un poco de manera natural, pero en las personas con escoliosis es tan pronunciada que su columna podría lucir como una letra C o S.
El tipo más común es el idiopático. Por lo general, aparece en niños de 10 a 12 años o en la adolescencia temprana, pero también puede ser antes, durante la infancia, o un poco después.
Las causas de la escoliosis idiopática son desconocidas, aunque se cree que podría haber un componente genético. Las niñas tienen más probabilidad de tenerla que los varones y es más probable tenerla cuando el padre, la madre o uno de los hermanos la tiene, según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS, por su sigla en inglés).
Existe también la escoliosis congénita, que se presenta desde el momento del nacimiento. En este caso, las costillas o vértebras del bebé no se forman apropiadamente.
El tercer tipo es la escoliosis neuromuscular, que es causada por un problema en el sistema nervioso que afecta los músculos. Estos pacientes también pueden presentar parálisis cerebral, distrofia muscular, espina bífida y polio.
Leer las señales
Al principio las personas con escoliosis idiopática tienen una apariencia normal en la columna. Poco a poco se empiezan a notar las irregularidades, durante la infancia o la adolescencia: un hombro se ve más alto que el otro, la cabeza parece no estar centrada o alineada con el resto de la espalda y un lado de la caja torácica es más alto que el otro cuando se inclina hacia delante.
Además de las señales físicas, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que podrían presentar dolor de espalda o lumbago que baja hacia las piernas. Y es posible que experimenten debilidad o sensación de cansancio en la columna después de estar parados o sentados por mucho tiempo.
Un examen médico, acompañado de una radiografía o resonancia, confirmará el diagnóstico.
¿Se puede corregir la desviación?
Los tratamientos se definen según la severidad. De acuerdo al NIAMS, las curvaturas se clasifican como no estructural, cuando la columna vertebral tiene una estructura normal y la curva es temporal, y estructural, cuando la desviación es permanente y la causa podría ser una enfermedad, un golpe, una infección, un defecto de nacimiento o un factor desconocido.
Cuando la curvatura es leve (no estructural), es posible que la persona sólo tenga que hacer visitas de rutina al médico y seguir un programa de control, sin mayores consecuencias. Si es moderada, se podría recomendar el uso de un corsé ortopédico para evitar que empeore, especialmente si el paciente es un niño (y está en pleno crecimiento).
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En curvaturas severas que continúan empeorando, es posible que se indique una cirugía. Muchas veces, la intervención quirúrgica logra una “fusión” de dos o más huesos de la columna vertebral. Es posible que se introduzca una varilla de metal u otro aparato que ayude a mantener recta a la columna. Se puede necesitar rehabilitación después del procedimiento.
Si la escoliosis severa no se trata, la desviación de la columna puede continuar hasta limitar los movimientos del paciente y causar dificultades para respirar. Sin embargo, el NIAMS sugiere que se busque la opinión de por lo menos dos expertos sobre los beneficios y los riesgos de la cirugía antes de tomar la decisión.
La institución también aclara que no se ha comprobado la efectividad de los tratamientos quiroprácticos, la estimulación eléctrica ni los suplementos nutricionales para tratar la desviación.
El acompañamiento psicológico debe ser parte del tratamiento. La escoliosis rara vez es dolorosa, pero puede causar que los pacientes, generalmente niños y adolescentes, se vean afectados emocionalmente por su apariencia.
El mito de la prevención
En la mayoría de los casos la escoliosis idiopática no se nota hasta que se acerca la adolescencia. Antes de que se manifieste los niños han tenido una postura normal de la columna y muchos padres creen que “algo” ha causado la curvatura. En consecuencia, también se cree que es posible prevenirla.
Es común encontrar en Google recomendaciones para prevenir la desviación de la columna, como que mantengan una buena posición al hacer las tareas (espalda recta), no carguen mochilas con tanto peso o que practiquen natación. Ninguna de estas medidas previenen la escoliosis idiopática.
“Una cosa de la que los padres no tienen que preocuparse es la escoliosis causada por una mochila con sobrepeso. Aunque las mochilas sobrecargadas pueden provocar tensión muscular, no causan escoliosis”, explicó Raymund Woo, cirujano ortopédico pediátrico del Hospital de Niños de Florida, en el sitio de la National Scoliosis Foundation. “Tampoco una buena postura en la infancia previene la escoliosis”.
Al igual que Woo, otros expertos coinciden en que no hay medidas que puedan prevenir la escoliosis. Lo que queda a los padres es estar atentos a las posibles señales físicas Además, en muchas escuelas se hacen exámenes médicos rutinarios para su detección y han ayudado a diagnosticar la escoliosis temprana en muchos niños. Mientras más pronto se detecte, mejor puede ser la respuesta terapéutica.
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