Embarazo y parto

Kate Middleton vuelve a sufrir de hiperémesis gravídica

Kate Middletondebió ser internada en 2012 cuando estaba embarazada de su primer hijo | Foto: THE GROSBY GROUP

Por Lorena Ponce de León
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A poco de conocerse la noticia que la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, y el príncipe Guillermo de Inglaterra esperan su tercer hijo, también se supo que ella no pudo asistir al primer día de clases de su primogénito George debido a la hiperémesis gravídica que la afecta.

¿En qué consiste este trastorno? La hiperémesis gravídica es una forma extrema de náuseas y vómitos que suele ocurrir durante el embarazo que pueden llevar a la deshidratación, pérdida de peso y desequilibrios electrolíticos.

Los casos leves se tratan con cambios en la dieta, descanso y antiácidos, pero los casos más graves a menudo requieren una estancia en el hospital para que la madre pueda recibir líquidos y nutrición a través de una vía intravenosa. Ese fue el caso de Kate Middleton, que debió ser internada en 2012 cuando estaba embarazada de su primer hijo.

Causas

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la mayoría de las mujeres experimenta algo de náuseas o vómitos , particularmente durante los primeros 3 meses de gestación. Se cree que pueden ser ocasionados por una elevación rápida de los niveles sanguíneos de una hormona llamada gonadotropina coriónica humana (GCH), que es liberada por la placenta. Las náuses del embarazo leves son comunes pero la hiperémesis gravídica (HG) es menos común y más grave, ya que pueden provocar una pérdida de más del 5% del peso corporal.

Los síntomas de la HG suelen aparecer entre las semanas 4 a 6  de embarazo y pueden alcanzar su punto máximo entre las semanas 9-13. Gran parte de las embarazadas reciben un poco de alivio entre las semanas 14-20, aunque hasta el 20% de las mujeres puede requerir la atención de la hiperemesis durante todo el embarazo.

Síntomas y tratamiento

Los síntomas que presentan las embarazadas que sufren de  hiperémesis gravídica son: náuseas y vómitos severos; aversiones alimentarias; pérdida del 5% o más del peso antes del embarazo; disminución de la micción; deshidratación; dolores de cabeza; desmayos; fatiga extrema; presión arterial baja; frecuencia cardíaca rápida o ansiedad.


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Uno de los principales riesgos del trastorno es la deshidratación, ya que puede ser difícil mantener suficientes líquidos en el organismo y por este motivo la hospitalización puede ser requerida para restaurar la hidratación, los electrolitos, las vitaminas y los nutrientes.

Es poco probable que la enfermedad cause daños al bebé. Sin embargo, existe el riesgo de que si la madre experimenta una pérdida significativa de peso durante el embarazo, el bebé nazca con bajo peso.

Para los casos leves, el reposo en cama puede proporcionar comodidad, también comer liviano y de forma espaciada; optar por los alimentos fríos (yogur o helado) que se toleran mejor o  incorporar infusiones con jengibre, que tiene propiedades antieméticas.

Hay evidencia, aunque limitada, que la acupresión, técnica de medicina china que ejerce presión en ciertas partes del cuerpo,  puede ser efectiva en algunas mujeres para reducir los síntomas.