Hasta ahora el contenido calórico de los alimentos se indicaba en los menús de las grandes cadenas de comidas y en las etiquetas de información nutricional. Pero una nueva reglamentación extendió el requisito a cines, teatros, tiendas de comestibles, máquinas expendedoras y hasta bebidas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) anunció esta semana las nuevas reglas que instan a que las cadenas de restaurantes, cines, teatros, tiendas de alimentos, máquinas expendedoras, supermercados y restaurantes de pizzas de todo el país indiquen el contenido de calorías de los alimentos que ofrecen a sus clientes.
La medida no alcanza a camiones o carros que expendan comidas o helados, ni a aerolíneas o ferrocarriles que ofrezcan comidas en sus viajes. Pero por primera vez se incluyeron las bebidas alcohólicas, a excepción de las que se preparan en los bares combinando varios productos.
Expertos en salud opinan que esta medida ayudará en la lucha para combatir la epidemia de obesidad que afecta al país, en especial si se comprende a los alimentos que más prefieren los estadounidenses.
Se espera que esta reglamentación tenga una buena incidencia en la salud de la población, ya que en el país, un tercio de las calorías diarias se ingieren fuera de casa. Por otra parte, las porciones son cada vez más grandes y se les agregan ingredientes poco saludables, y esta combinación contribuye a empeorar la creciente obesidad en el país.
Margo Wootan, directora de políticas de nutrición en el Centro para la ciencia en el interés público declaró que esta es una de las más importantes medidas de salud pública de alcance nacional. Hasta ahora, prácticamente había que “adivinar” cuántas calorías se estaban comiendo, y con estas reglas se cambió esa realidad.
La disposición va más allá de lo esperado por muchos, ya que incluye las comidas que se ofrecen en las máquinas expendedoras y los parques de diversiones, e incluso platos preparados de los supermercados. La medida alcanza a los establecimientos que venden alimentos que tengan más de 20 puntos de venta.
Lo más sorprendente de las nuevas reglas es la inclusión de bebidas alcohólicas, que no figuraban anteriormente. Las bebidas que se ofrecen en los menús de los restaurantes deberán indicar su contenido calórico, pero no se incluyen los tragos que se preparan en los bares que habitualmente llevan combinaciones de varias bebidas.
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Marion Nestle, una reconocida nutricionista y profesora del Departamento de Nutrición de la Universidad de Nueva York, opina que la medida es mucho más dura que las anteriores y para su sorpresa, esta vez se incluyó el alcohol, que hasta ahora no había sido considerado.
Las nuevas reglas entrarán en vigencia desde ahora hasta dentro de un año. Pero la FDA otorgó otro año de gracia a los dueños de máquinas expendedoras, ya que el etiquetado es más complejo y se deberá incluir cerca del alimento o del botón que se presiona para seleccionarlo.
La primera regulación que exigía indicar el contenido calórico de los alimentos es de 2010 y tenía que entrar en vigencia en el lapso de un año. Pero este período se extendió por más de tres años tras la oposición de las pizzerías y las cadenas de cines y teatros.
La regla tiene defensores y detractores, ya que aún no se sabe con exactitud si el etiquetado ayuda a bajar las tasas de obesidad. Pero un estudio efectuado en 2008 por la Universidad de Stanford reveló que en la cadena de cafeterías Starbucks, exhibir las calorías de los productos hizo que los clientes bajaran en un 6% el contenido calórico de los alimentos que adquirían.
El Food Marketing Institute, que representa a las tiendas de comestibles, estima que el costo que implica cumplir con estas nuevas reglas es muy elevado. Y hasta podría causar despidos de empleados y una suba de precio para los consumidores. En el caso de las comidas para llevar, los productos varían y rotan permanentemente y es imposible tener un sistema de etiquetado permanente.
De todos modos, la doctora Margaret Hamburg, comisionada de la FDA, declaró que ninguna acción por separado puede solucionar el problema de la obesidad. Por eso se decidió dar este gran paso para intentar mejorar la salud pública. Con esto se espera que al comer afuera, los consumidores puedan elegir alimentos más sanos y con menos calorías.
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