Es una de las semillas más populares de la actualidad por su supuesto poder de saciedad. Cuando está en agua se agranda hasta 27 veces su peso formando un gel que impide comer de más. Pero hay personas que no deben consumirlas enteras porque se les podrían quedar atascadas en el esófago
La chía es una de las semillas que más popularidad ha ganado en los últimos tiempos. Junto con la quínoa y el amaranto, son los granos sagrados de las civilizaciones americanas antiguas y por sus propiedades nutritivas se consideran “los alimentos del futuro” ya que podrían reemplazar las proteínas de origen animal.
Es una semilla oval de 1 mm de diámetro, que puede ser marrón oscuro, grisácea o blanca como la que se obtiene en cultivos certificados. Es rica en fibra, potasio, calcio, hierro y ácidos grasos omega 3, 5 y 9 y según Natural Standard, si se las combina con el alimento de aves, su carne y sus huevos adquieren las propiedades de poder combatir el colesterol malo.
El problema de la chía es que si se la ingiere entera, sin masticar, pasa de largo por el sistema digestivo. En este caso solo actùa como fibra sin que se aprovechen sus propiedades, por eso es mejor consumirla previamente molida en un molinillo o mortero.
Sin embargo, no puede ser ingerida entera por todas las personas, ya que hay algunas con problemas digestivos, por ejemplo, que pueden tener complicaciones. Así lo explica la doctora Rebecca Rawl, especialista en salud pública del Carolina’s Medical Center de Charlotte, Carolina del Norte. La experta advierte que el consumo de chía entera puede ser peligroso en pacientes con disfagia o problemas de deglución.
En un artículo publicado en el blog del Colegio Americano de Gastroenterología, Rawl menciona el caso de un paciente que tras consumir una cucharada de semillas enteras de chía con un vaso de agua, se le produjo una obstrucción que tuvo que ser removida con instrumental quirúrgico.
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Por eso aclara que antes de consumirla, se deben dejar las semillas en remojo el tiempo suficiente para lograr su expansión máxima, para que esto no ocurra dentro del esófago y queden atascadas allí. Y es importante que los pacientes con las complicaciones mencionadas nunca las ingieran en seco porque al expandirse podrían atorarse en el esófago.
¿Para qué se consumen las semillas de chía?
Por su propiedad de expandirse en el estómago hasta 27 veces su peso, se cree que las semillas de chía aumentan la sensación de saciedad y por ende ayudan a comer menos y así bajar de peso. Sin embargo, un estudio del investigador David Nieman, de la Universidad Appalachian State, de Carolina del Norte, desmintió este efecto, y agregó que tampoco se observaron mejoras en la salud cardiovascular de personas obesas o con índice de masa corporal (IMC) elevado.
Por otra parte, la farmacéutica Catherine Ulbricht, editora de Natural Standard, revela que hay poca evidencia sobre las propiedades de la chia para curar enfermedades del corazón, por eso hacen falta más estudios para poder recomendarla para tales fines.
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