Beber unas copas después de un encuentro deportivo con amigos no es una forma saludable de terminar ese momento. Aunque muchas marcas de bebidas alcohólicas patrocinan deportistas o los muestran bebiendo alcohol, no es aconsejable hacerlo.
Dado el estado en que se encuentran nuestros cuerpos después del ejercicio, y lo que el alcohol hace a nuestro sistema, beber después del deporte es una mala idea, dice
Christopher Stevens, Profesor de Ciencias del Deporte y el Ejercicio en Southern Cross University. En un artículo publicado en The Conversation, explica por qué.
La actividad física de alta intensidad como correr, saltar y cambiar de dirección crean daño muscular temporal y dolor. Si el ejercicio es de una duración lo suficientemente larga, el combustible almacenado en nuestros músculos para obtener energía (glucógeno) también puede agotarse.
En un ambiente cálido o húmedo, el cuerpo también pierde una gran cantidad de líquido por sudoración, reduciendo el volumen de sangre (que es importante para llevar oxígeno a todos nuestros músculos y órganos) y las reservas de electrolitos (importantes para la contracción muscular).
El cuerpo está en un estado de disfunción y reparación después de un deporte vigoroso y ejercicio. Las cualidades atléticas como la fuerza, el poder y la resistencia se pueden agotar durante varios días después de un entrenamiento intenso. Esto se puede mejorar con una nutrición e hidratación adecuada y oportuna.
Alcohol: no es la bebida de los campeones
La ingestión de alcohol después del deporte y el ejercicio empeora todos los aspectos principales de la recuperación después del ejercicio. El alcohol ralentiza el proceso de reparación del daño muscular inducido por el ejercicio al inhibir las funciones de las hormonas que generalmente ayudan en este proceso (como la testosterona).
Para los atletas con una lesión en los tejidos blandos, es aún peor, ya que el alcohol abre los vasos sanguíneos y estimula la hinchazón en el sitio de la lesión.
No está claro si el alcohol bloquea el almacenamiento de energía en los músculos, pero cuando los atletas beben grandes cantidades de alcohol, tienden a comer alimentos menos nutritivos.
Esto indirectamente ralentiza la restauración de las reservas de energía en el músculo. Para aquellos de nosotros que tratamos de perder algunos kilos, el alcohol también es una mala opción, ya que es muy denso en energía, con poco valor nutricional.
Pero si los atletas están deshidratados, ¿beber algo no es mejor que nada? No. El alcohol es en realidad un diurético que promueve la pérdida de líquidos y contribuye a la deshidratación. No beber nada sería mejor.
También se sabe que el consumo de alcohol disminuye la duración del sueño cuando se consume después de un partido de rugby, por ejemplo. Con un sueño deficiente, reparación muscular deteriorada, restauración de energía y rehidratación retardada, no es sorprendente que el consumo de alcohol inmediatamente después del ejercicio afecte significativamente la recuperación tanto de la fuerza como de la potencia en los días siguientes.
Y podemos asumir que el impacto de una resaca tras una sesión de entrenamiento, también sería grave.
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Qué debemos beber tras el deporte o ejercicio
El Colegio Estadounidense de Medicina del Deporte (American College of Sports Medicine) recomienda a los atletas que eviten el alcohol por completo.
En cambio, se recomienda consumir una mezcla de carbohidratos, proteínas y electrolitos inmediatamente después del deporte y el ejercicio, para acelerar el proceso de recuperación. Por ejemplo, se ha demostrado que las bebidas deportivas y la leche con chocolate ayudan a la reparación y rehidratación muscular.
Una combinación de agua corriente y alimentos que contengan estos nutrientes también harían el trabajo, pero el consumo de grandes cantidades de agua sola no ayuda a la reparación muscular, y sin la adición de electrolitos, gran parte de esta agua no puede almacenarse en el cuerpo, concluye Stevens.
¿Cuál es la mejor forma de hidratarse?
Aunque se cree que el agua es la mejor forma de hidratarse, no siempre es así: depende del tiempo y del esfuerzo empleado en la actividad física.
Eso es porque cuando transpiras, el agua no es la única cosa que tu cuerpo está perdiendo.
La Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. aconseja beber medio litro de agua 30 minutos antes de empezar la actividad física. Y seguir con esta proporción mientras practicas ejercicio. Pero si haces actividad física vigorosa por más de una hora, puedes tomar bebidas para deportistas que contengan sales y minerales, evitando las que contienen cafeína (éstas sólo acelerarán tu organismo sin aportar nutrientes extra).
Otra opción es beber leche. Un estudio de 2016 publicado en American Journal of Clinical Nutrition encontró que la leche descremada es más hidratante que el agua, que las bebidas deportivas, el café, el té y varias otras bebidas comunes.
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