La superficie de la piel está compuesta por células muertas que actúan como una barrera y protegen los tejidos de lesiones e infecciones. Existen una serie de agentes externos que modifican esta protección y con el tiempo, provocarán un deterioro en la piel que puede ocasionar molestias, afectar nuestra salud y finalmente, dar un aspecto deslucido que sin duda todos queremos evitar.
Puntos Clave
- El clima extremo, ya sea el exceso de frío o calor produce resecamiento de la piel.
- También el aire acondicionado, el humo del cigarrillo y la contaminación ambiental son perjudiciales ya que contribuyen a que se obstruyan los poros con toxinas.
- Una dieta poco equilibrada, la falta de agua y el paso de los años se suman a la lista de enemigos.
¿Quiénes son los enemigos de la piel?
Los aceites de esta capa cutánea reducen la evaporación y ayudan a mantener la humedad en los estratos más profundos, dando a la piel un aspecto flexible. Sin embargo, una serie de agentes externos atentan contra nuestra protección natural.- El exceso de jabón en el cuerpo o el refregarse con fuerza o demasiada frecuencia elimina la protección grasa que defiende al organismo contra hongos y bacterias.
- Los jabones germicidas barren las defensas naturales y los detergentes fuertes o perfumes de ciertos humectantes pueden irritar o secar la dermis.
- Rascarse la piel seca puede provocar una infección con posterior desarrollo de cicatrices.
- El clima extremo, ya sea el exceso de frío o calor produce resecamiento de la piel, lo que la hace más sensible y tirante. También el aire acondicionado, el humo del cigarrillo y la contaminación ambiental son perjudiciales ya que contribuyen a que se obstruyan los poros con toxinas.
- Una dieta poco equilibrada produce una piel de apariencia gastada y opaca. Es necesario incorporar al organismo vitaminas, nutrientes, aceites y minerales que son el combustible necesario para regenerar constantemente las células de nuestro cuerpo.
- La deshidratación es uno de los factores principales que atentan contra el aspecto y la salud de la piel. Sin las dosis diarias de agua necesarias (más de 1,5 litros) la dermis se ve como una planta sin riego: mustia y debilitada. El agua se incorpora al organismo principalmente con el consumo de bebidas y la ingesta de frutas y vegetales.
- La obesidad y la adolescencia son estados y etapas que afectan el aspecto de la piel, ya que hay una mayor cantidad de grasa en el organismo. Cuándo esta proporción supera lo recomendable impacta tanto en la salud como en lo estético. Una dieta adecuada puede contribuir en mucho a revertir estos efectos.
- La edad y el paso el tiempo disminuye la humedad natural de la piel. Las células se regeneran constantemente pero en las personas mayores, el organismo responde con más lentitud y los hace más susceptibles de afecciones cutáneas.
- El stress, las intoxicaciones (con alimentos, bebidas o fármacos) y la falta de sueño influyen en el metabolismo, que no actúa con toda su potencia y esto repercute finalmente en el aspecto y la salud de la piel.
La alimentación también influye en tu tipo de piel
No sólo son factores ambientales los que influyen en el aspecto sano de la piel. Sino que también depende del tipo de alimentación que se tenga, ya que la ingesta de cierto tipo de alimentos influye en el estado de la piel, así lo afirma un estudio publicado en The American Journal of Nutrition.
La función de la piel, el órgano más extenso del cuerpo humano, es regular la pérdida de agua así como equilibrar la temperatura corporal, por esto es vital nutrirla. Los elementos que más requiere son vitaminas, minerales y ácidos grasos.
Entre las vitaminas que más necesita la dermis están la A, C y E. La primera se obtiene de frutas amarillas tales como la naranja, papaya y mango; también del melón. Incluso en la leche, el huevo y algunas especies de peces. Si bien los vegetales no la contienen, al ser procesados, pueden transformarse en la misma.
La vitamina C actúa como antoxidante y la contienen frutas como toronja, naranja, limón, mandarina, piña y fresas; así como verduras: espinca, pimientos, tomates y col o repollo, entre otros.
Mientras la vitamina E, que favorece el aprovechamiento de la A, se aprovecha en el germén de trigo, cacahuates, cereales integrales, verduras de hoja verde; leche, carne y huevo.
En relación con los minerales, la mayor fuente es obtenida al beber agua, que aporta selenio y éste, según un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association, disminuye los riesgos de cáncer en la piel. Asimismo el líquido contiene cobre que ayuda al desarrollo de elastina, estructura que brinda resistencia a la piel interna; mientras que el zinc -otro mineral- favorece a su limpieza.
Finalmente, son fuente de ácidos grasos el salmón, la sardina y la semilla de lino. Incluso algunos suplementos alimenticios contienen estos nutrientes.
Si has distinguido cuál es tu tipo de cutis o bien consultaste al médico y también sabes que la alimentación es un factor elemental para la salud y bienestar de la piel, puedes elegir cómo cuidar tu rostro.
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