Una de las pocas bendiciones del nuevo coronavirus es que no parece afectar a los niños y adolescentes sanos, de la misma manera que a los adultos.
Así y todo, pueden portarlo sin presentar síntomas, y diseminarlo.
Sin embargo, la pandemia los afecta directamente, y en algunos casos de manera dramática. Sin escuela, lejos de los amigos, de sus deportes favoritos. Algunos tal vez en entornos familiares disfuncionales. Hay mucho que hacer por su salud mental actual y futura.
Dependiendo de la edad, el distanciarse de ciertos vínculos y rutinas puede impactarlos especialmente. O exacerbar afecciones ya existentes.
Por supuesto, cada personalidad muestra desafíos distintos. De hecho, mientras algunos niños revelan ansiedad, otros parecen inmunes a los avatares de esta pandemia, tanto que hay que reforzarles el mensaje de seguridad.
Una investigación publicada en The Lancet analiza este fenómeno e indica que, según la UNESCO, al 8 de abril, las escuelas permanecen suspendidas a nivel nacional en 188 países.
Más del 90% de los estudiantes matriculados en todo el mundo no están recibiendo educación. Solo en algunos países (como en parte de los Estados Unidos), están teniendo educación a distancia.
La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, advirtió que "la escala global y la velocidad de la interrupción educativa actual no tienen paralelo" en la historia de la educación moderna.
Recursos
Hay recomendaciones que mencionan la Alianza Nacional para la Salud Mental de los Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) e instituciones pediátricas, que sirven a toda edad, pero aplican particularmente para los más jóvenes de la familia:
Durante la cuarentena, se necesita mantener una estructura.
Los niños reciben y procesan las señales de los adultos que los cuidan. Si el adulto no puede controlar su ansiedad, entonces será muy difícil calmar a los hijos. Si el adulto está relajado, entonces es más fácil calmar miedos ajenos.
Una forma de disminuir esa ansiedad es manteniendo una rutina. Si tienen educación a distancia en la escuela, deben revisar los portales, hacer y enviar la tarea.
Si bien es posible, y hasta innecesario o exagerado que estén estén envueltos en actividades académicas todo el día, no está de más armar un Lego, un juego de mesa: otros desafíos intelectuales más allá de los de la escuela.
Si las reglas de distanciamiento social locales lo permiten, pueden salir a caminar o a correr, o a hacer alguna práctica deportiva que puedan realizar solos. Por supuesto esto depende de la edad.
El conocimiento es poder.
En cualquier situación, una forma de reducir el estrés es conocer los hechos. Con COVID-19, sin embargo, parece que la información está en todas partes. Lo que sabemos sobre este nuevo virus también cambia rápidamente. Entonces, es difícil saber qué es verdad y qué no.
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Para encontrar información sobre COVID-19, y no sentirse abrumado, es una buena idea elegir uno o dos recursos confiables.
Por ejemplo, instituciones respetadas como la Organización Mundial de la Salud, los Centros para el Control y los CDCo la academia de pediatría de tu país. O utiliza otros recursos que ya conoces y en los que confías, como el sitio web del consultorio de tu médico.
Los datos e historias a menudo pueden ayudar a reducir el estrés, especialmente para los niños con trastornos de ansiedad. Si tu hijo tiene miedo a la enfermedad, por ejemplo, puedes recordarle que la razón por la que las personas se quedan en casa es para evitar contraer el coronavirus.
Hay que conectarse con los amigos.
Las medidas de distanciamiento social están destinadas a mantener a las personas sanas. Sin embargo, los niños pueden estar tristes o incluso enojados por la necesidad de limitar sus interacciones en persona con amigos y familiares.
Dependiendo de la edad, pueden ya tener celular y conectarse por sí mismos, pero si son más chicos pueden necesitar de tu ayuda.
Para evitar que los niños se sientan solos, ayúdalos a mantenerse conectados con los demás de nuevas maneras.
Usa tecnología como Skype, Zoom, Facetime u otras aplicaciones para configurar "citas para juegos virtuales". Deja que los amigos jueguen o coman juntos. O simplemente establece horarios regulares para que tus hijos hablen con sus amigos por teléfono.
La mirada positiva siempre ayuda.
Los niños con ansiedad a menudo perciben que las situaciones amenazantes son más peligrosas de lo que realmente son, y lleva más tiempo para que la respuesta al estrés de sus cuerpos se "apague".
Pero la tranquilidad de los padres puede ayudarlos mucho a calmarlos. Házle saber a los niños que, aunque todavía hay mucho que aprender sobre COVID-19, corresponde a los adultos resolverlo y no tienen que preocuparse. Mantente positivo. enfatiza en la solidaridad, las noticias sobre las cosas buenas que están haciendo las personas.
Incluso esas historias con fotos divertidas sobre animales que pasean por centros de ciudades vacías, como si se preguntaran en dónde están los seres humanos, pueden ayudar.
Cuéntales qué están haciendo los científicos para dominar al coronavirus.
Estas son charlas que se pueden adaptar a toda edad, y son muy productivas no solo para calmar la ansiedad sino también para adquirir conocimiento.
Fuentes: CDC, NAMH, The Lancet
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