Desde hace tiempo el consumo de carne roja se volvió controversial debido a que existe evidencia que señala que aumentaría el riesgo de muerte prematura. Pero, un nuevo estudio encontró que, si no es procesada y se consume acompañada por una alimentación mediterránea, podría reducir el riesgo de esclerosis múltiple (EM).
La EM es una enfermedad del sistema nervioso que daña al cerebro y la médula espinal. Esto se debe a que afecta la capa protectora de las neuronas, causando que los mensajes entre el cerebro y el cuerpo sean más lentos o se bloqueen.
Es más común en mujeres y suele comenzar entre los 20 y 40 años. En algunos casos los cambios en el cerebro aparecen años antes de que una persona note algún síntoma.
La Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple (NMSS) estima que esta más de un millón de adultos sufren esta enfermedad en EE. UU., siendo los más afectados los caucásicos.
Los científicos no entienden completamente qué causa la condición, aunque se especula que se trata de un ataque autoinmune, dañando la capa que protege a las neuronas.
Por este motivo es que se convirtió en un foco de muchas investigaciones. Por ejemplo, un estudio de la Escuela de Medicina Hull York, en Inglaterra, encontró que beber una taza de chocolate negro, que tiene una concentración entre 79% y 80% de cacao, durante un mes, reduciría la fatiga en personas con EM.
Otro caso es el de los investigadores del Brigham and Women's Hospital, que analizaron la relación entre las alergias alimentarias, respuestas excesivas del sistema inmune, y la actividad de la EM. Incluso ajustando factores como edad, sexo, y categoría de la enfermedad, la relación entre ambas condiciones fue significativa.
Ahora, los investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Curtin, en Perth, Australia, presentaron datos sobre la influencia de la dieta, específicamente la carne roja sin procesar, en la desmielinización del sistema nervioso central (DSNC).
El motivo de analizar este daño nervioso se debe a los resultados de otra investigación. En esta se siguió a 81 personas durante 10 años después de haber recibido una resonancia magnética cerebral. De ellos, el 83% que mostró DSNC desarrolló EM durante el período de seguimiento.
Los efectos de la carne
Según los resultados presentados en The Journal of Nutrition, para el nuevo estudio, Lucinda J. Black, becaria de la Universidad Curtin, y su equipo, analizaron los efectos de una dieta mediterránea en 282 personas que habían experimentado DSNC y en 558 sanas.
Para ello utilizaron una medida de puntaje, llamada (aMED), para evaluar la adhesión a esa dieta. Una puntuación de 9 significa la mayor adherencia, mientras que una puntuación de 0 significa poca o ninguna.
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Pero, también añadieron una puntuación adicional, que nombraron Amed-Red, con un punto asignado a las personas que consumieron alrededor de una porción (65 g.) de carne roja sin procesar. Luego, dividieron a los participantes en 4 categorías:
- Categoría 1 (puntajes 0-2).
- Categoría 2 (puntajes 3-4).
- Categoría 3 (puntaje 5).
- Categoría 4 (puntajes 6-9).
Los expertos no encontraron una asociación entre el riesgo de DSNC y la puntuación de aMED. Sin embargo, cuando compararon los datos de la categoría 1 con las demás, encontraron que en estas últimas existía un riesgo menor.
Cuando profundizaron en los datos para observar los diferentes componentes que conforman las puntuaciones de aMED-Red, descubrieron que la carne roja sin procesar era el único factor que producía un efecto estadísticamente significativo en el riesgo de DSNC.
"La carne roja contiene importantes macro y micronutrientes, que incluyen proteínas, hierro, zinc, selenio, potasio, vitamina D, una gama de vitaminas B y, para la carne de res alimentada con pasto, ácidos grasos poliinsaturados omega-3", explicó Black.
Y agregó "Muchos de estos nutrientes son importantes para la función cerebral saludable, por lo que no es sorprendente ver esta asociación beneficiosa entre la ingesta de carne roja sin procesar y el riesgo de EM".
Los resultados mostraron que aquellos en la categoría 2 tuvieron una reducción del 37% en el riesgo de DSNC, en la categoría 3 del 52% y en la categoría 4 del 42%.
Estos resultados entran en conflicto con la percepción que se tiene de las carnes rojas, que en 2015 fueron clasificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como "probablemente carcinógena".
Por ello, los profesionales destacan que las diferencias radican en influencias culturales, factores socioeconómicos y la presencia de otros alimentos que acompañen a la carne en la dieta. Por lo pronto, las investigaciones sobre los efectos de la carne roja sin procesar en la prevención de la EM inician su camino.
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