Un microimplante de dióxido de titanio con dopamina (TiO2DA) podría ofrecer nuevas esperanzas para los pacientes que sufren el mal de Parkinson. De acuerdo con científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), permitirían la recuperación hasta en un 85% de la función motora y aliviaría los síntomas de temblor y rigidez de movimientos.
La enfermedad de Parkinson, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, ocurre cuando las neuronas del cerebro que producen la dopamina se destruyen lentamente. La dopamina es un mensajero químico (neurotransmisor) ligado a diversas funciones cerebrales, que van desde la regulación de los movimientos, la marcha y del equilibrio hasta el manejo de los sistemas depresivos.
Quienes sufren del mal de Parkinson presentan bajos niveles de dopamina en el cerebro y cuando se inician las alteraciones motoras de manera más evidente, es porque 80%, o más, de las neuronas de la sustancia nigra se degeneraron.
Para el estudio, los investigadores de la Facultad de Medicina de la UNAM, encabezados por Patricia Vergara Aragón, encapsularon moléculas de dopamina en un microreservorio elaborado con una base cerámica (dióxido de titanio, material biocompatible y de bajo costo), el cual permite que el neurotransmisor se mantenga estable por periodos prolongados sin perder su eficacia y aplicaron el implante en un modelo de hemiparkinsonismo inducido en ratas de la cepa Winstar.
Este microreservorio se coloca en una zona denominada del núcleo caudado (en la profundidad de los hemisferios cerebrales), donde se libera la dopamina almacenada.
De acuerdo con los resultados, después de aplicar el implante en el modelo animal y al despertar del procedimiento quirúrgico, mejoró el deterioro motor preexistente, no había temblor, rigidez ni movimientos lentos; el animal podía nadar, caminar y llevarse el alimento a la boca con cierta facilidad, refirió Vergara Aragón en información difundida por la institución académica.
Además, se realizaron pruebas de conducta que mostraron un control adecuado de los movimientos finos y gruesos. “Eso nos hace pensar que la hormona sigue estable y en proceso de liberación”, añadió.
En una futura colaboración con especialistas del sector salud, los autores del trabajo esperan poder probar la eficacia de este proyecto en primates no humanos y quizá, a partir de ahí, en personas con ese trastorno.
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Más sobre el mal de Parkison
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo hay 6.3 millones de personas con Parkinson y se calcula que en 2030 la cifra llegará a 12 millones.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno que afecta las células nerviosas, o neuronas, en una parte del cerebro que controla los movimientos musculares. Los síntomas pueden incluir: temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara; rigidez en los brazos, las piernas y el tronco; lentitud de los movimientos; problemas de equilibrio y coordinación.
A medida que los síntomas empeoran, las personas con la enfermedad pueden tener dificultades para caminar o hacer labores simples. También pueden tener problemas como depresión, trastornos del sueño o dificultades para masticar, tragar o hablar.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS, por sus siglas en inglés) al menos 500,000 personas en los Estados Unidos padecen actualmente la enfermedad de Parkinson y cada año se diagnostican 50,000 nuevos casos. Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) refieren que el mal de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común, sólo después del Alzheimer.
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