Nuestro cuerpo renueva constantemente las células para reemplazar a las que envejecen o mueren. En algunos casos, este proceso se ve afectado y produce células "inmortales" que se acumulan en los tejidos dando lugar a los tumores.
Estos pueden ser benignos (no son cáncer) o malignos. En este último caso las células dañadas pueden extenderse por el cuerpo e invadir otros tejidos, fenómeno que se conoce como metástasis. Por ello, el cáncer no es una sola enfermedad, sino muchas.
Un tumor medular ocurre cuando esa producción anormal de células sucede dentro o alrededor de la médula espinal.
La médula espinal es una parte del sistema nervioso, y se encarga de trasmitir los mensajes desde y hacia el cerebro. Se encuentra dentro de las vértebras, una serie de discos óseos que forman la columna vertebral y se encargan de protegerla.
Según donde se presentan, los tumores medulares pueden clasificarse en:
- Intramedular: tumor dentro de la médula espinal.
- Extramedular – intradural: tumor en las membranas (meninges) que cubren la médula espinal.
- Extradural: tumor entre las meninges y los huesos de la columna.
- Vertebral: tumor en las vértebras.
Si estos tumores crecen, pueden ejercer presión sobre la médula espinal o las raíces nerviosas. Esto provoca un daño severo, que con el tiempo puede llegar a ser permanente. También puede afectar a:
- Células de la médula espinal.
- Huesos de la columna.
- Meninges.
- Vasos sanguíneos.
Además de los tumores que se desarrollan dentro y alrededor de la médula espinal, que se conocen como "primarios", pueden aparecer tumores "secundarios", es decir, que provienen de otros tipos de cáncer, como el de próstata, pulmón o mama, leucemia, linfoma o mieloma, entre otros.
Síntomas de los tumores medulares
Los síntomas que provocan los tumores medulares dependerán de la ubicación del tumor, el tipo (los secundarios progresan más rápido que los primarios) o la salud general del paciente. Las principales señales suelen ser:
- Dolor de espalda, a menudo en la parte media o baja, que suele ser fuerte, no mejora con analgésicos, empeora al acostarse o tras hacer esfuerzos (incluso leves, como toser o estornudar) y puede extenderse hacia las caderas y piernas.
- Debilidad muscular, principalmente en las piernas, problemas para caminar, o parálisis.
- Fasciculaciones, es decir, contracciones musculares, estirones o espasmos.
- Incontinencia intestinal y urinaria.
- Modificaciones o pérdida de la sensibilidad, especialmente en las piernas.
Factores de riesgo
Como en otros tipos de cáncer, los factores de riesgo de los tumores medulares tampoco son totalmente conocidos o comprendidos.
Sin embargo, se sabe que una combinación de factores genéticos y medioambientales pueden impactar en el desarrollo de tumores medulares:
- Exposición a radiación.
- Exposición a químicos industriales.
- Fumar.
- Nacer con afecciones genéticas, como el síndrome de Down.
- Desarrollar afecciones médicas, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el virus Epstein-Barr.
- Ser mayor de edad.
- Ser obeso.
- Tener una alimentación deficiente.
Tratamientos
La mejor forma de tratar los tumores medulares es la misma que con otros tipos de cáncer: la detección temprana.
Los profesionales de la salud pueden recurrir a exámenes del sistema nervioso para localizar un tumor, o utilizarlos para encontrar otras señales de alerta, como debilidad muscular, incremento del tono muscular, pérdida de la sensibilidad a la temperatura o el dolor, reflejos anormales o sensibilidad en la columna.
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Otras pruebas que pueden confirmar un tumor medular son: examen del líquido cefalorraquídeo, mielografía, radiografía de la columna vertebral, resonancia magnética de la columna vertebral, o tomografía medular.
Con los siguientes tratamientos, los expertos buscan reducir o prevenir el daño sobre los nervios que causa el tumor al presionar la médula espinal:
- Cirugía: en algunos casos se puede llevar a cabo una operación para aliviar la compresión sobre la médula espinal. Esto se consigue extirpando parte o la totalidad del tumor.
- Corticosteroides (dexametasona): son medicamentos que se administran para reducir la inflamación e hinchazón alrededor de la médula espinal.
- Fisioterapia: es una disciplina que ofrece tratamiento terapéutico no farmacológico, es decir, no usa medicamentos. Se recurre a ejercicios, elongaciones, estiramientos o aplicación de agentes físicos como agua, electricidad, frío/calor, láser, o ultrasonido. Puede ser necesaria para mejorar la fuerza muscular y la capacidad para desenvolverse de manera independiente, reduciendo los síntomas del tumor medular.
- Quimioterapia: consiste en usar medicamentos para destruir las células cancerosas o impedir su crecimiento. No se ha demostrado que sea eficaz contra los tumores medulares, pero se puede recomendar en algunos casos.
- Radioterapia: se utilizan radiaciones ionizantes para tratar los tumores medulares.
En algunos casos se puede recurrir a técnicas, como la acupuntura, o al uso de hierbas y suplementos para aliviar el dolor. Sin embargo, estas prácticas siempre deben funcionar como un complemento del tratamiento convencional y no como un sustituto de este.
Los resultados varían según el tumor, aunque el diagnóstico y tratamiento temprano suelen hacer la diferencia.
No dudes en consultar al médico si tienes un dolor en la espalda persistente y progresivo, que no está relacionado con tus actividades cotidianas, empeora por la noche, tienes antecedentes de cáncer, y presentas otros síntomas generales de cáncer, como náuseas, vómitos o mareos.
Para recordar:
Un tumor medular ocurre cuando se produce una multiplicación anormal de células dentro o alrededor de la médula espinal.
Esta afección puede causar presión sobre la médula espinal o las raíces nerviosas, y daño en las células de la médula espinal, huesos de la columna, meninges y vasos sanguíneos.
Sus principales síntomas son dolor en la espalda que empeora y puede extenderse a las caderas y piernas, debilidad muscular, incontinencia intestinal y urinaria, y cambios en la sensibilidad.
Al igual que otros tipos de cáncer, una combinación de factores genéticos y medioambientales pueden impactar en el desarrollo de tumores medulares.
La detección temprana es muy importante para acabar con los tumores medulares. Los profesionales de la salud pueden recurrir a distintos tratamientos, incluido fisio, radio y quimioterapia.
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, Clínica Mayo, Johns Hopkins Medicine, Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer.
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