El ejercicio regular podría extender la expectativa de vida de los sobrevivientes de cáncer de mama, al reducir un mayor riesgo de diabetes tipo 2, de enfermedad cardíaca y, potencialmente, la recurrencia del cáncer.
El cáncer de mama tiene una tasa de supervivencia relativamente alta. Se estima que 9 de cada 10 personas que tienen cáncer de seno siguen vivas cinco años después de que fueron diagnosticadas, según la Sociedad Americana Contra el Cáncer (American Cancer Society).
Estudios en las sobrevivientes de cáncer de mama han descubierto un vínculo consistente entre la actividad física y un menor riesgo de que regrese el cáncer. La actividad física también se ha relacionado con una mejor calidad de vida, un mejor funcionamiento físico y menos síntomas de cansancio.
Una nueva investigación realizada por un grupo de científicos de la Universidad del Sur de California (USC), cuyos resultados se publican en el Journal of Clinical Oncology, sugiere que las sobrevivientes de cáncer de mama femenino deberían participar en una combinación de ejercicios aeróbicos y de resistencia para reducir un mayor riesgo de síndrome metabólico: grupo de condiciones de salud que incluye presión arterial alta, exceso de grasa corporal y triglicéridos altos. Los niveles altos de triglicéridos aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular, ataque cardíaco y enfermedad cardíaca.
Factores como la obesidad y un estilo de vida sedentario pueden agravar el síndrome metabólico en pacientes con cáncer de mama. Según los resultados del estudio actual, casi el 17% de las mujeres con síndrome metabólico son más propensas a los riesgos de cáncer de mama. Tienen tres veces más riesgo de recurrencia del cáncer de mama y un doble riesgo de mortalidad por cáncer de mama.
El ejercicio, una medicina
El estudio incluyó a 100 sobrevivientes de cáncer de mama que estuvieron en tratamiento contra el cáncer menos de seis meses antes de inscribirse en el estudio. El grupo recibió un programa que incluyó entrenamiento de resistencia con pesas y al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, tres veces por semana durante cuatro meses.
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Después de la intervención, sólo el 15% de los participantes en el grupo de ejercicio tenían síndrome metabólico en comparación con el 80% de los del grupo de control. Las mujeres que estaban en el grupo de ejercicio habían perdido grasa y desarrollado músculo. Sus niveles de presión arterial disminuyeron en un 10%, mientras que el colesterol bueno (HDL) aumentó en un 50%, lo que lleva a un riesgo cardiovascular global reducido.
Según Christina Dieli-Conwright, autora principal de un estudio, la obesidad desencadena la inflamación, que podría estimular el crecimiento tumoral y el riesgo de recurrencia del cáncer. En un estudio anterior, ella examinó las muestras de sangre y las biopsias de grasa de 20 pacientes obesos. A partir de los hallazgos, descubrió que el ejercicio podría mejorar la inflamación sistémica y disminuir la inflamación en las células grasas.
"El ejercicio es una forma de medicina. Ambos estudios respaldan esa idea, y continuaremos realizando estudios para complementar las terapias tradicionales contra el cáncer", destacó Dieli-Conwright.
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