Seguro que en la alacena de tu casa el ajo es un ingrediente imprescindible y al que le das un sin número de usos culinarios. Quién diría que algo tan pequeño y común, tendría el potencial de proteger nuestro cerebro contra enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad como el Alzheimer y el Parkinson, pues así lo aseguran investigadores de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos.
El estudio publicado en la revista PLoS One, refiere que un nutriente del ajo conocido como FruArg, tiene un rol clave en la protección cerebral y podría inhibir o incluso revertir, el daño a las células cerebrales causado por el impacto del estrés ambiental (puede ser provocado por el proceso de envejecimiento, el tabaquismo, la contaminación, una lesión cerebral traumática o el consumo excesivo de alcohol).
Los hallazgos de los investigadores se basan en la llamada microglía, un conjunto de células inmunes que se encuentran en el cerebro y en la médula espinal, y que son la primera línea de defensa del sistema nervioso central. “A diferencia de otras que rara vez se regeneran, estas responden a la inflamación y al estrés ambiental multiplicándose, protegiendo a otras de la destrucción”, resaltó el profesor Zezong Gu, autor principal del trabajo en información difundida por la institución académica.
El problema es, según explicó Gu, que “aumentar el número de células microgliales no proporciona los beneficios adecuados, pues también producen óxido nítrico como reacción a su función protectora, y una producción excesiva de este daña las células cerebrales”, provocando el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.
Sin embargo, es aquí donde el nutriente FruArg resulta clave. “Al aplicar el estrés al modelo se produjo el esperado aumento de las células microgliales y, con ello, del óxido nítrico. Pero cuando se incluyó FruArg, estas células se adaptaron reduciendo la cantidad de subproducto que producen”, detalló el investigador.
Además, el “FruArg promovió la producción de antioxidantes, ofreciendo beneficios protectores y curativos a otras células cerebrales. Esto nos ayuda a entender cómo el ajo beneficia al cerebro, al ser resistente al estrés y a la inflamación asociada con las enfermedades neurológicas y el envejecimiento”, puntualizó.
"El ajo es uno de los suplementos alimenticios más consumidos", resaltó Zezong Gu. "La mayoría de la gente piensa en él como un súper alimento” y "los científicos todavía estamos descubriendo diferentes formas en las que el ajo beneficia al cuerpo humano", finalizó.
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El temible Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas mayores y la que produce la mayor tasa de discapacidad en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que su incidencia se triplique en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida. Por este motivo, cualquier avance en la investigación sobre la prevención o el tratamiento del Alzheimer, genera muchas expectativas.
Suele comenzar después de los 60 años y el riesgo aumenta a medida que la persona envejece. Inicia lentamente, primero afecta las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Las personas con Alzheimer pueden tener dificultades para recordar cosas que ocurrieron recientemente o los nombres de personas que conocen. Con el tiempo los síntomas empeoran. Las personas pueden no reconocer a sus familiares o tener dificultades para hablar, leer o escribir. Pueden olvidar cómo cepillarse los dientes o peinarse el cabello. Más adelante, pueden volverse ansiosos o agresivos o deambular lejos de su casa. Finalmente, necesitan cuidados totales.
Un informe del Alzheimer’s Disease International señala que demencia afecta actualmente a 44 millones de personas en todo el mundo y la cifra podría aumentar a los 135 millones en el año 2050. Según la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association), Estados Unidos gastó 200 mil millones de dólares en el tratamiento del Alzheimer y otras formas de demencia en 2012. Si no se logran avances, esa cifra superará el billón de dólares en el año 2050.
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