Tienes rato queriendo cuidar tu figura y mantener la salud, pero se te atraviesa una pizza, una hamburguesa con queso o una súper bolsa de botanas crujientes y adiós a la fuerza de voluntad. No eres el único: aunque todos sabemos que es grasosa, tiene aditivos, alto contenido de sal y azúcar, cantidades de calorías y no es nada recomendable, la comida chatarra es una suerte de placer culposo.
Resulta contradictorio y hasta curioso que, pese a todo lo que sabemos sobre lo negativo de la comida chatarra, sigamos sucumbiendo ante la tentación, una y otra vez. Quisimos encontrar respuestas a este enigma y revisamos tres investigaciones recientes que explican las razones.
Explicación #1: El cerebro
El centro de recompensa del cerebro valora más los alimentos con alto contenido de grasas y carbohidratos que los que solo contienen grasas o solo carbohidratos. Ese fue el gran hallazgo de un estudio de la Universidad de Yale publicado en junio de 2018.
Según la investigación, los alimentos procesados “secuestran” las señales innatas del cuerpo que rigen el consumo de comida. Entonces, cuando la grasa y los carbohidratos se combinan en un solo alimento, son más gratificantes.
Dana Small, profesora de psiquiatría de la universidad y autora principal del estudio, explica que lo más interesante de su hallazgo es que en la naturaleza no existen los alimentos que contengan un alto contenido de grasas e hidratos de carbono, la única excepción es la leche materna, lo cual tendría sentido para la investigadora, ya que los bebés necesitan mamar para poder sobrevivir y esta debe estimular el centro de recompensa de su cerebro.
"En el ambiente alimentario moderno, que está plagado de alimentos procesados con alto contenido de grasas y carbohidratos, como donas, papas fritas y barras de chocolate, esta potenciación de la recompensa puede ser contraproducente, promueve comer en exceso y la obesidad", agregó Small.
Explicación #2: El sueño
En otra investigación reciente, esta vez llevada a cabo por la Universidad de Arizona, hay otra posible explicación: detectaron que la mala calidad del sueño se relaciona a las meriendas nocturnas y a una alta probabilidad de antojo de comida chatarra.
Luego de realizar una encuesta telefónica a escala nacional a 3,105 adultos, los investigadores encontraron que los antojos de comida chatarra se asociaron con el doble del aumento en la probabilidad de comer bocadillos durante la noche. También encontraron que la mala calidad del sueño parecía ser un importante predictor de los antojos de comida chatarra y estos, a su vez, se asociaron con una mayor probabilidad de que los participantes informaran obesidad, diabetes y otros problemas de salud.
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"Esta conexión entre el sueño deficiente, los antojos de comida chatarra y las meriendas nocturnas poco saludables pueden representar una forma importante de que el sueño ayude a regular el metabolismo", explicó Michael A. Grandner, director del Programa de Investigación de Sueño y Salud de la Universidad de Arizona.
Explicación #3: Los químicos
Ya sabemos que la comida chatarra, incluidos fast food, alimentos procesados y afines, contiene una mezcla de grasas y azúcar que es irresistible para el cerebro y que si tenemos problemas para dormir, es probable que nos demos un atracón de snacks a medianoche. Pero hay algo más: los alimentos ultraprocesados tienen ciertas particularidades que pueden influir en la preferencias de la gente.
Los alimentos ultraprocesados también contienen grasas y azúcares, pero son preparaciones hechas de sustancias derivadas de alimentos y aditivos (en su mayor parte o totalidad) y no tienen valor nutricional. Y, además, les añaden saborizantes y potenciadores del sabor porque el gusto original de estas preparaciones no es tan agradable. En este grupo entran las bebidas gaseosas, botanas empaquetadas (dulces y salados), productos de carne reconstituida (embutidos) y platos congelados preparados “listos para comer”.
En un artículo publicado en enero de 2018 en la revista Public Health Nutrition de la Universidad de Cambridge, los autores explican que los alimentos ultraprocesados son fabricados de esta manera para que sean económicos, duraderos, prácticos y, especialmente, irresistibles. En pocas palabras, todo está friamente calculado, por eso sus empaques son diseñados para ser atractivos a la vista, al igual que su publicidad, y sus sabores son propensos a causar adicción.
La fórmula ha dado resultados: los ultraprocesados ahora dominan los suministros de alimentos de varios países de altos ingresos y están cada vez más presentes en los países de ingresos medianos bajos y medianos altos. Las personas han dejado de lado los alimentos mínimamente procesados y los platos recién preparados por estos productos, a pesar de que no son saludables y se asocian a varias enfermedades no transmisibles (obesidad, diabetes, cardíacas, cáncer).
En conclusión, millones las personas, al igual que tú, sucumben ante la tentación de la comida chatarra en todo el mundo. Independientemente de las razones que te motiven a comerlos, no olvides que perjudican tu salud.
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