Seguro has escuchado que el pescado es un gran “alimento para el cerebro”, pues bien, un estudio de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos asegura que comerlo al horno o a la plancha una vez a la semana ayuda a conservar el volumen cerebral y la función cognitiva, independientemente de la cantidad de ácidos grasos Omega-3 que contenga.
“Nuestro estudio ha mostrado que las personas que comen pescado al horno o a la plancha, pero no frito, tienen volúmenes cerebrales más grandes en las regiones asociadas a la memoria (4,3%) y la cognición (14%). Sin embargo, no hemos encontrado que esto tenga una relación con los niveles de ácidos grasos Omega-3 consumidos”, precisó James T. Becker, uno de los investigadores.
Los resultados publicados en línea en la revista American Journal of Preventive Medicine, se basan en el análisis de los datos de 260 personas cognitivamente normales, que participaban de un estudio de salud cardiovascular. Se obtuvo información sobre su consumo de pescado usando el Cuestionario de Frecuencia del Instituto Nacional del Cáncer. Además, cada participante fue examinado usando una resonancia magnética en 3D del cerebro para medir la masa gris.
La prueba fue usada para modelar la relación entre el consumo semanal de pescado al principio y la estructura cerebral después de un periodo de 10 años. Luego los datos fueron analizados para ver si la conservación de materia gris asociado con el consumo de pescado reducía el riesgo de la enfermedad de Alzheimer. En el estudio se realizaron controles de edad, género, educación, raza, obesidad y capacidad física. 163 participantes consumieron pescado semanalmente y la mayoría comió pescado una a cuatro veces a la semana.
Los hallazgos mostraron que el consumo de pescado asado o a la parrilla semanalmente se asociaba positivamente con los volúmenes de materia gris en varias áreas del cerebro. Las áreas protegidas que mostraron una menor pérdida de densidad fueron el hipocampo, la corteza frontal y la corteza temporal, todas zonas relacionadas con la memoria.
La investigación sugiere que "los factores de estilo de vida, en este caso, el consumo de pescado, en lugar de los factores biológicos contribuyen a los cambios estructurales en el cerebro", señaló el Dr. Becker. "Una confluencia de factores de estilo de vida probablemente son responsables de mejorar la salud del cerebro, y esta reserva podría prevenir o retrasar los problemas cognitivos que se pueden desarrollar en el futuro", concluyó.
El pescado en la dieta
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Una dieta bien equilibrada debe incluir al menos 2 raciones de pescado a la semana de 3 a 4 onzas, preferiblemente de pescado graso, como atún, salmón, trucha arco iris, besugo, arenque, anchoa, sardina y caballa, según la Asociación Americana del Corazón.
Los ácidos grasos Omega 3 se encuentran especialmente en pescados con grasa, como salmón, sardinas y arenque. Los Omega 3 pueden ayudarle a reducir su presión arterial, la frecuencia cardíaca y mejorar otros factores de riesgo de salud cardiovascular.
Demás, comer pescado reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca, la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres y se ha relacionado con un menor riesgo de apoplejía, depresión y declive mental con la edad.
Para las mujeres embarazadas, madres lactantes y mujeres en edad fértil, el consumo de pescado es importante, debido a que proporciona DHA, un ácido graso Omega 3 específico que es benéfico para el desarrollo cerebral de los bebés.
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