Idénticas pero diferentes

Una es de tez morena y ojos marrones; la otra, clara y ojos azules. Anaya y Myla son gemelas y llegaron al mundo el mismo día, pero con dos minutos de diferencia. La primera, es la viva imagen de su madre Hanna Yarker mientras que la segunda obtuvo el color de su padre mestizo Kyle Armstrong.

El fenómeno de su localidad

La apariencia contrastante de las niñas ha llamado la atención de propios y extraños, y es que, es difícil reconocer que son hermanas. De hecho, Yarker asegura que a donde quiera que va siempre es cuestionada sobre el parentesco de sus hijas.

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¿Cómo es posible?

De acuerdo con la página healthychildren.org, el nacimiento de gemelos fraternos o dicigóticos, se debe a que ambos se desarrollaron en sacos amnióticos separados y tomaron genes diferentes de cada padre. Ese es el caso de Anaya y Myla.

Caminos juntos

Cuando los gemelos idénticos se gestan, solo un óvulo es fertilizado. Posteriormente éste se divide en dos y se crean bebés con características físicas y sexuales iguales. Informa la Biblioteca Nacional de Medicina.

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Caminos separados

En el caso de gemelos fraternos hay dos óvulos fertilizados por un espermatozoide diferente, por lo que cada uno toma caracteres genéticos diferentes para su desarrollo. (healthychildren.org)

Definidos por el color

En el caso de los padres de raza mixta, es probable que en sus espermas u óvulos contengan una mezcla de códigos genéticos para la piel tanto clara como oscura. De hecho se piensa que el color de la piel está determinado por hasta siete genes diferentes que trabajan en conjunto.

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Definiendo colores

Si tanto el óvulo como el esperma contienen toda la información de la piel clara, el bebé obtendrá esta tonalidad. Pero si ambos tienen aunque sea las versiones necesarias de genes para tener piel negra el bebé tendrá diferente color.

De diferentes etnias

Por otra parte, al haber intercambio de genes entre seres humanos de diferentes etnias, casos como el de las gemelas podrían darse con más frecuencia. Ya que, pese a tener un aspecto determinado, el ADN guarda genes que aunque no se manifiestan en nuestros rasgos pueden hacerlo en nuestros hijos.

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Al final, viven sus vidas

Pese a que este caso es inédito, pues se calcula que ocurre en un millón de posibilidades, tanto Kyle como Hanna disfrutan a sus hijas de 10 meses de edad y procuran llevar una vida normal, aunque las miradas curiosas no se hagan esperar.