Aceite de ricino ¿sirve para cuidar el cabello?
Se utiliza como remedio casero desde hace siglos
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El aceite de ricino (castor oil en inglés) se obtiene al presionar semillas maduras de R. communis a las que se les han removido la cáscara. Esto se debe a que la cáscara contiene un veneno mortal llamado ricina. El aceite de ricino es un aceite vegetal insípido e inodoro, rico en ácidos grasos, como el oleico, alfa-linoleico, esteárico, linoleico y palmítico.
Cuidado del cabello
El aceite de ricino posee ácido ricinoleico, un compuesto que tiene propiedades fungicidas, insecticidas y germicidas. Por este motivo, se cree que puede resultar útil para prevenir muchas infecciones comunes del cuero cabelludo. También, por ser rico en ácido grasos, fortalece y nutre al cabello, previniendo su pérdida o resequedad.Más información
Protege la piel
Por sus propiedades antimicrobianas, el aceite de ricino puede aliviar muchos trastornos comunes de la piel causados por hongos o bacterias. Distintos estudios vincularon su aplicación tópica con una disminución del daño provocado por quemaduras solares e inflamación. Puedes potenciar sus efectos preparando una mezcla con otros aceites, como el de almendras, coco u oliva.
Bueno para la vista
Existe evidencia que muestra que las propiedades antiinflamatorias del aceite de ricino pueden prevenir infecciones oculares, aliviar los síntomas del ojo seco y cataratas tempranas, y eliminar las ojeras. Sin embargo, la información disponible es preliminar y se necesitan más estudios que corroboren esas asociaciones.
Disminuye el dolor
Gracias a la presencia de ácido linoleico, oleico y ricinoleico, el aceite de ricino puede actuar de forma positiva sobre la salud ósea, muscular y articular, disminuyendo el riesgo de osteoartritis, reumatismo, gota, rigidez y dolores comunes, como el de rodilla o espalda.
Aumenta las defensas
Otra forma que el aceite de ricino dispone para combatir a las toxinas o bacterias dañinas es mediante la estimulación de la producción de linfocitos. Además, gracias a su rico contenido de ácido ricinoleico, actúa como purgante, disminuyendo así, el riesgo de inflamación crónica.Alivia trastornos menstruales
El ácido ricinoleico, presente en el aceite de ricino, es un emenagogo natural, es decir, estimula la menstruación. Sus efectos se estudiaron en casos de menstruaciones retrasadas, dolorosas u obstruidas, con resultados positivos. Sin embargo, son necesarias más investigaciones para conocer los mecanismos detrás de estas asociaciones.Más información
Estimula la lactancia
Muchos de los compuestos del aceite de ricino son galactagogos, esto significa que estimulan la secreción y producción de leche materna. Los investigadores aún no tienen en claro a que se debe este efecto, pero creen que la importante presencia de ácido grasos cumple un rol fundamental.Favorece la circulación
De la misma forma en que el aceite de ricino mantiene al sistema linfático saludable, se cree que también puede ayudar a promover una buena circulación desde el corazón al resto del cuerpo a través de los capilares y arterias. Esto promueve a una mayor oxigenación, mejorando el funcionamiento de los órganos.
Contra el estreñimiento
Históricamente, el aceite de ricino fue utilizado para tratar trastornos gastrointestinales, como estreñimiento, síndrome de colon irritable, síndrome de intestino permeable, o calambres estomacales. Los especialistas señalan que esto se debe a que favorece un buen funcionamiento del sistema digestivo, regularizando los movimientos intestinales y mejorando la absorción de nutrientes.
Dónde conseguirlo y cómo usarlo
Puedes conseguir aceite de ricino en tiendas cosméticas, naturistas, o con distribuidores alternativos de salud. Este producto se puede consumir en pequeñas cantidades (también como suplemento) y aplicar tópicamente sobre la piel o el cabello. Solo recuerda, antes de comenzar a utilizarlo consulta con un médico.Precauciones
Se registraron algunos efectos secundarios del aceite de ricino. A saber, contracciones pélvicas y abortos espontáneos en mujeres embarazadas, irritación cutánea, deshidratación, diarrea, náusea, calambres, dolor de garganta, dificultades para respirar e incluso alucinaciones. Para evitar problemas y conocer interacciones específicas, consulta a un profesional de la salud.Fuentes consultadas
American Botanical Council, Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Departamento de Agricultura de EE. UU., Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.